Stefan forma parte de mis amistades de la red de «Resiliencia».
No solamente ha escrito un montón de obras, sino que además está dotado de una sensibilidad exquisita que hace que nuestras conversaciones e intercambios sean profundos, llenos de subtilidades, llenos de humanismo y siempre cuidando el detalle, siempre.
El espacio de conversación que se abre ante nosotros es un espacio de búsquedas, de exploraciones, de cuestionamientos en el cual descubrimos nuestros posicionamientos.
Lejos del «prêt-à-penser», exploramos los posibles, siempre en el respeto de la sensibilidad humana.
Tuve el privilegio de encontrar a Stefan por primera vez en la Universidad Maïmonides en Buenos Aires, y fué solo al regresar a Ginebra, que tuve la oportunidad de encontrarlo nuevamente.
Muchas gracias Stefan por tu amistad y por ser ese «adulto significativo» para mi, como lo describe la resiliencia.